Diseñar un catálogo para imprimir online: proceso, partes y consejos

catálogo

El catálogo era, es y será una herramienta de trabajo comercial imprescindible. Incansable compañero del comercial, siempre a mano del dependiente, la más convincente tarjeta de presentación de nuestra actividad comercial o industrial, prácticamente la que sea; vendas coches, viajes o camisetas, el catálogo nunca falla.

Bueno, nunca falla, si se hace bien… No hace falta ponerse aquí y ahora a alabar las virtudes del catálogo impreso, ni seguramente tampoco de las ventajas de imprimirlo online; pero tampoco hace falta explicar que si nuestro catálogo es un churro, poco hará por nosotros. Lo que si te vamos a contar es cómo diseñar el catálogo perfecto antes de enviárnoslo a nuestra imprenta online.

¿Qué objetivo tiene (y cómo debe ser)?

Tenemos claro lo que es un catálogo, ¿no? Un material impreso que consiste en una lista ordenada de nuestro inventario de productos y servicios de cara a profesionales y/o clientes. Pero más importante es tener claras las funciones esenciales que debe cumplir nuestro catálogo.

  • Un catálogo debe ser funcional. Su misión básica es presentar nuestros productos y dar informaciones objetivas y prácticas sobre los mismos. Así, debe ser fácil de consultar a la hora de encontrar cada producto o detalle.
  • Un catálogo debe ser atractivo. Estamos presentado nuestros productos, como decimos, pero también nuestra imagen de marca. Así que debe el aspecto del inventario debe ser visual y convincente, como nosotros.

Mantén estas dos ideas en tu cabeza y recuérdalas cada vez que tengas una duda en la siguiente fase: la planificación del proceso de diseño.

Planificando el proceso de diseño

Imprimir un catálogo pasa por diseñarlo previamente, y esta es una de esas cosas con las que merece la pena pararse unos minutos (o lo que haga falta) a pensar antes de ponernos manos a la obra. Repetimos, merece la pena.

  1. Empieza planteándote a quién va destinado el folleto y qué es lo que quieres transmitir. Recuerda que, aparte de ser una herramienta de trabajo, el catálogo es tu escaparate portátil; puede transmitir profesionalidad, frescura, rigor, emoción, formalidad, innovación…
  2. Un catálogo debe contener informaciones expresadas de forma clara y práctica, pero también tiene un fortísimo componente visual. El equilibrio entre imagen y texto es de lo primero que debes tener claro, según sea tu modelo de negocio y gama de productos.
  3. Reúne los materiales para elaborar los contenidos: informaciones prácticas y técnicas detalladas sobre los productos así como los materiales gráficos que los ilustrarán (que en algunos casos serán más importantes que los contenidos escritos). Apuesta por imágenes de calidad e información sistemática.
  4. En cuanto al estilo (layout, colores, tipografía, etc.) en general conviene que nos alineemos con la imagen corporativa de la casa (y así ya tendremos buena parte del trabajo hecho). Podría haber alguna excepción: novedades, mercados o segmentos distintos…
  5. El soporte habitual es tipo revista (o sea, papel de poco peso normalmente estucado o couché, 4 tintas CMYK, cubiertas flexibles con algún acabado, encuadernado grapado); pero el formato puede variar enormemente en tamaño y orientación, elige el que te interese.
  6. Y si crees que tras volcar los contenidos ya estaría… No. Antes de enviar a imprenta, revisa, revisa, revisa. Lo escribimos tres veces para que lo hagas tres veces; no veas la de errores que siempre se pasan por alto, en especial si hay varias manos trabajando.
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Estructura y partes de un catálogo

Funcional y atractivo, recuerda, funcional y atractivo. Y que tenga todo esto:

  • Portada (y contraportada). Evidente, sí, pero cuídalas mucho que son lo primero (y lo último) que ve el cliente. Información aquí, solo la absolutamente esencial.
  • Presentación. Sirve como saludo, para explicar lo que vamos a encontrar dentro y como orientación mínima. No te enrolles, que no son tus memorias.
  • Índice. La lista de productos y su ubicación por páginas. Es importantísimo que sea claro, exhaustivo y accesible.
  • Informaciones adicionales. Es posible que tu catálogo contenga datos de contacto, o una leyenda explicativa de uso, o detalles prácticos sobre envíos, etc.
  • Lista de productos. El grueso del catálogo, lo que hemos venido a decir. Es interesante que los productos se ordenen de manera lógica, agrupados por “familias” en función de sus características, de su uso, de su gama, etc.

Los contenidos que no pueden faltar

Vamos a suponer que ya tienes el diseño y la estructura idóneos para que el cliente localice el producto que le interesa. Ahora, ¿qué contenidos permiten identificar el producto, conocer sus detalles y descubrir su valor diferencial? Vamos con los contenidos básicos de una ficha de producto:

  • Identificación del producto: nombre, categoría, SKU y número de referencia.
  • Características del producto: descripción breve, especificaciones técnicas, versiones, medidas, compatibilidades, accesorios, condiciones y requisitos, opciones de personalización, etc.
  • Ventajas comparativas.
  • Apoyos visuales: fotografías, iconos, casos de uso.
  • Cross-selling/up-selling: referencias a otros productos complementarios.

La versión impresa de tu inventario

Tus clientes, colaboradores, personal de almacén y agentes de ventas te lo agradecerán. Y, con un buen servicio de impresión online, tu bolsillo y tu paz mental también.

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