Membrete corporativo impreso: por qué, cuándo y dónde usarlo

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Existen, desde la noche de los tiempos (o un poco después, para qué exagerar tanto), algunos recursos impresos que siempre nos han ayudado a fortalecer y dar difusión a nuestra identidad. Sellos y estampillas, marcas de agua y filigranas… Y, cómo no, nuestro protagonista de hoy: el membrete.

En estos agitados tiempos que nos ha tocado vivir es más fácil que nunca imprimir online con rapidez, precisión y por un precio muy asequible. Es algo especialmente útil cuando hablamos de tiradas importantes en las que buscamos un acabado profesional, como ocurre con el membrete, que no pasa de moda por seguir cumpliendo su cometido con total eficacia.

Hoy queremos rendir un modesto homenaje a este clásico de la papelería recordando las claves que le han dado su valor, y añadiendo unos pocos consejos que te vendrán de maravilla si quieres imprimir tu membrete online.

¿De qué estamos hablando?

El membrete, dice el diccionario de la RAE, es el “nombre o título de una persona, oficina o corporación, estampado en la parte superior del papel de escribir”. Un poquito rancia la definición. Para empezar, el membrete digno de tal nombre dejó de estamparse desde que el amigo Gutenberg se puso con lo suyo…

Más ajustado a la realidad sería definir el membrete como el conjunto de signos (nombre, otros datos, símbolo, diseño, colores) que identifica a una persona u organización y que aparecen impresos en el papel de escribir o en otros soportes de papelería, como sobres, cuadernos de notas, libros de facturas, carpetas, incluso tarjetas de visita.

Como ya estarás intuyendo, el papel membretado (que también se llama así) sirve antes de nada para identificar “oficialmente” al remitente de un escrito ante otras personas. Pero hoy su uso principal es otro: ayudar a generar una identidad corporativa y una imagen de marca, tanto hacia dentro como hacia fuera. Aquí, un ejemplo.

¿Qué función cumple el membrete?

Tradicionalmente, como te decimos, se ha venido usando como elemento de identificación para autentificar un documento o una carta. En ese sentido, siempre ha sido uno de los elementos que no pueden faltar en cualquier empresa u oficina pública, y no son raros los casos de países donde se regula su tamaño o las informaciones que debe contener.

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Hoy en día usamos métodos de autentificación más sofisticados y seguros, y la correspondencia suele moverse en plan digital, a base de ceros y unos. Pero el membrete persiste: ¿por qué? Porque se ha convertido en un elemento de prestigio. Hoy es, ante todo, una manera de mostrar una personalidad corporativa.

Así, el papel membretado se convierte en el “papel de la empresa”, con su nombre comercial, su logo, la tipografía y los colores de la casa, y a veces otros datos útiles (como las vías de contacto, por ejemplo). Es una manera de decir “aquí estamos, lo que pone aquí lo decimos nosotros”. Esto funciona tanto de cara a los miembros de la organización (si son numerosos) como de puertas para afuera.

Un concepto, miles de variaciones

Y, como el vehículo de imagen de marca con enorme visibilidad que es, los creativos se estrujan los sesos para sacarle todo el partido a esa exposición tratando de reflejar la personalidad de la organización. 

Para ello se eligen cuidadosamente no ya los aspectos de diseño, que al fin y al cabo suelen venir de antes, sino los más directamente relacionados con la impresión y el soporte.

Algunas de las preguntas que se plantean: ¿qué proporción de la hoja le dedicamos al membrete? ¿Blanco y negro o color? ¿Sobre cualquier tipo de papel? ¿Incluimos un marco, una barra inferior o alguna otra decoración en otra parte de la hoja? ¿Todos los datos (CIF, razón social, forma jurídica) o unos pocos? ¿Merece la pena añadir un lema o frase catchy?

En el lugar y en el momento adecuados

Tradicionalmente el membrete aparece arriba y centrado (o a la izquierda) en las hojas de carta (y en los sobres, no nos olvidemos de los sobres); ahora podemos encontrarlo en muchas otras ubicaciones, y en muchos otros soportes de papelería. Pero en algunos casos tiene más sentido que en otros…

Una primera recomendación sería la de incluir el membrete en toda aquella documentación que vaya destinada al espacio exterior. O sea, cualquier escrito que se remita por correo, por ejemplo: cartas, invitaciones, notificaciones oficiales… También en materiales comerciales (como catálogos y folletos) u operativos (como propuestas de presupuestos y facturas).

Pero al mismo tiempo conviene el membrete en material de oficina para uso interno. No es que a los empleados de una empresa haya que estarles recordando dónde trabajan (en general), pero es una manera de reforzar la cultura corporativa. Así, los blocs, calendarios, talonarios autocopias, publicaciones internas y un largo etcétera pueden perfectamente estar membretados. Sí, se dice así.

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