Maquetar tu propio libro: ¿qué hay que tener en cuenta?

Maquetar libro

Ya sea una novela, un trabajo académico o un pequeño libro de poemas… a todos nos gusta encontrarnos una publicación en papel bien estructurada y con un diseño bonito. Es muy satisfactorio tener en las manos el resultado final de ese trabajo que llevas meses escribiendo, pero antes de mandar tu libro a imprimir hay muchos pequeños detalles a tener en cuenta para que todo quede perfecto.

Al principio no es tarea fácil si no eres muy experto en el tema, así que presta atención porque a continuación te contaremos todos los pasos que no debes saltarte a la hora de maquetar un libro, además de algún tip que ayudará a que todo salga tal y como lo visualizas en tu cabeza.

Preparar el manuscrito

Antes de preparar el archivo final que vas a enviar a imprimir, el texto debe estar acabado y revisado.

Este es el momento de que te asegures de que todo esté bien estructurado… ¿qué quiere decir esto? Detalles como que los títulos y subtítulos se diferencien del resto del cuerpo del texto, que los saltos de párrafo sean correctos o que no haya dobles espacios generados en la escritura, facilitarán mucho la posterior maquetación.

Y, por supuesto, también es muy importante que te cerciores de que no hay ningún error ortográfico ni se te ha escapado ninguna coma.

Preparar el archivo

Si en el apartado anterior hablábamos del contenido, el siguiente paso tiene que ver con la forma.

Lo primero será elegir el programa con el que maquetaremos el texto. Para ello, es ideal utilizar programas profesionales como InDesing, pero si no estás familiarizado con estas herramientas puedes hacerlo con el propio Word, cuyo manejo y funciones son más sencillas y accesibles para todo el mundo. Pon atención a lo siguiente:

  • Formato y orientación de la página: aquí decidirás cuál será el tamaño de tu libro (A4, medio folio…), así como la orientación de la página (vertical u horizontal). Por ejemplo, en una novela lo más común es una orientación de página vertical y un tamaño aproximado de 15×20 cm (salvo si es un tamaño de bolsillo), pero dependiendo de lo que vayas a hacer funcionará mejor una cosa u otra.
  • Márgenes: este paso es muy importante a la hora de imprimir. Los márgenes deben ser funcionales para no perder texto y que la lectura sea posible. Las máquinas de impresión tienen un margen mínimo por defecto y dependiendo del tipo de encuadernación será necesario más o menos espacio. Lo ideal será que lo consultes con la imprenta para aprovechar al máximo el papel sin perder nada de información.
  • Tipografía: otro detalle muy importante, ya que la lectura debe ser agradable y fácil. Quizás te puedes poner un poco más creativo en los títulos y la portada, pero las letras del cuerpo del texto es recomendable que sean sencillas y elegantes. Algunas fuentes recomendadas son las denominadas Sans Serif como Calibri o Arial, pero la clásica Times New Roman también es perfectamente válida.

 

Encuadernacion

 

Introducir imágenes

En muchos libros es habitual que el texto vaya acompañado con imágenes. Ya sea para amenizar la lectura o para aportar más información, si este es tu caso, debes tener en cuenta un par de cosas.

Las imágenes deben verse nítidas en la impresión final, por ello deben tener una resolución adecuada. La mínima resolución a la que deben estar tus imágenes es 150 ppp (píxeles por pulgada), pero lo ideal para tener una impresión de calidad sería 300 ppp.

En cuanto al color… es importante que las imágenes estén en CMYK (no en RGB). Este es el modo de color adecuado para la impresión, que nada tiene que ver a cómo lo vemos en pantalla.

Te recomendamos que antes de incluir las imágenes hagas todos los ajustes pertinentes en un programa específico para ello. Puede ser Photoshop, CaptureOne o cualquier otro programa de licencia gratuita, pero evita hacerlo directamente con el programa en el que estés maquetando, ya que no está pensado para eso y los resultados no serán óptimos.

Últimos detalles, ¡y no por ello menos importantes!

Con todo preparado y listo para llevar al papel, te tocará decidir detalles que harán de tu libro un objeto especial y único. No es lo mismo imprimir un trabajo académico de fin de carrera que una novela o un trabajo de autor, por tanto los acabados finales serán los que marquen la diferencia.

  • Papel: parece que no, pero el tacto al pasar las páginas es importante. Podrás elegir entre papeles con diferentes texturas y gramajes (couché, algodón, reciclado…) así como decidir el tipo de acabado (brillo, mate…)
  • Cubiertas: unas tapas duras darán a tu libro peso y cuerpo, además de protegerlo. Pero esto no es lo más adecuado, por ejemplo, en catálogos o librillos finos. Para estos últimos la mejor opción sería utilizar unas tapas blandas.
  • Encuadernación: uno de los detalles que más resaltará. Pueden ser encuadernaciones funcionales y sencillas, como las anillas o los corchetes. Aunque si quieres un resultado final más vistoso y estético… hay infinidad de encuadernaciones artesanales cosidas, como la japonesa o la francesa, que darán al libro un toque muy original.

Ya casi lo tienes…

¡Ha llegado el momento de enviarlo a la imprenta! Una última revisión de todo lo anterior nunca está de más, así evitarás tener que hacer una segunda impresión para subsanar errores.

En este punto, tienes que exportar tu archivo a formato PDF con la máxima calidad de impresión. Si has utilizado Word, no dejes tu archivo en el formato del programa, ya que el texto puede moverse y sufrir cambios al abrirlo desde otro ordenador.

Elige una buena imprenta o servicio online... si tienes dudas acerca de cualquier detalle de este proceso, un profesional te podrá aconsejar y asesorar. Dicho esto, sólo falta que disfrutes del buen resultado de ese libro que tanto tiempo llevabas preparando.

 

 

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